En 1957, el Papa Pio XII encargó
la Prelatura de Yauyos a San Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del
Opus Dei. Él, por su amor grande a la Virgen, quiso que los de esta prelatura
la amáramos también. Para que la Madre de Dios fuera más cercana, pidió fotos
de las mujeres de la zona de Yauyos, para hacer una Virgen Cholita. Es, pues,
una imagen de bulto hecha por el escultor español Manuel Caballero (ya
fallecido), con el asesoramiento de San Josemaría.
Desde 1965 junto al del Seminario
Menor y desde 1991, junto al Seminario Mayor, la gente de los pueblos cercanos
ha ido manteniendo viva la costumbre de acudir en peregrinación a este lugar
para rezar a la Virgen, confiarle sus alegrías y sus penas, pedir por sus
necesidades y dar las gracias. Mons. Luis Sánchez Moreno con la ayuda de Mons.
Mario Busquets, en tiempos de crisis económica, con mucha fe y magnanimidad
construyeron este lugar de devoción a la Patrona de la Prelatura. En 1985, el
Papa Juan Pablo II bendijo esta Imagen en la Nunciatura de Lima.
El Santuario de la Madre del Amor
Hermoso se mantiene con la limosna de peregrinos y visitantes y, con
las aportaciones del Patronato del Santuario. Este Patronato es una asociación
civil que se ocupa de mantener el santuario y de cubrir las necesidades
económicas, además de promover la organización de numerosas peregrinaciones y
visitas.
Hay lugares donde Dios ha
mantenido un diálogo con los hombres, que se convierten en puntos de la memoria
colectiva y de identidad cultural, objeto de la devoción popular y meta de
peregrinaciones. Los santuarios suelen tener un evento que comunica un
mensaje, un precioso contenido de fe, que interacciona con la vida de
los hombres. Por eso, aunque la existencia de estos lugares sagrados comparten
muchos elementos comunes hay otros aspectos que los diferencian unos de otros.
En este Santuario, la naturaleza
del mensaje que está en su origen es la familia.
Paz en los hogares
Este Santuario se inauguró el 31
de Mayo de 1991, fiesta de la Visitación de Nuestra Señora a su Prima Santa
Isabel, por el Nuncio, Mons. Luigi Dossena. Fue edificado con la misma
intención que tenía San Josemaría con la construcción del Santuario de Torreciudad: “Un
derroche de gracias espirituales, que el Señor querrá hacer a quienes acudan a
Su Madre Bendita ante esa pequeña imagen, venerada desde hace siglos. Por eso
me interesa que haya muchos confesonarios, para que las gentes se purifiquen en
el santo sacramento de la penitencia y –renovadas las almas- confirmen o
renueven su vida cristiana, aprendan a santificar y a amar el trabajo, llevando
a sus hogares la paz y la alegría de Jesucristo: la paz os doy, la paz os
dejo. Así recibirán con agradecimiento los hijos que el cielo les mande, usando
noblemente del amor matrimonial, que les hace participar del poder creador de
Dios; y Dios no fracasará en esos hogares, cuando Él les honre escogiendo almas
que se dediquen, con personal y libre dedicación, al servicio de los intereses
divinos”, respondía el santo barbastrense a la pregunta de un periodista.
Todas las líneas del santuario,
en forma de escenario, convergen en el RETABLO, en cuyo centro se encuentran la
Imagen de Santa María Madre del Amor Hermoso y su Hijo Jesús, con una fruta en
la mano.
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